Peligran 60.000 empleos y la falta de ventas también paraliza a toda la cadena de proveedores. El 80% de las empresas del sector son pyme nacionales.
«Somos una industria que hoy está totalmente parada. Sin puntos de venta, sin demanda, hoy la situación de riesgo es para las más de 1.300 fábricas del sector. El 80 por ciento son pyme. Estamos hablando del empleo de 60.000 personas contando todo el rubro. Hoy un zapato demanda el trabajo de hasta 40 proveedores. La extensión de la cuarentena sin la posibilidad comercial nos deja en la peor situación, sin saber cómo haremos para afrontar mayo».
Laura Barabas, gerente de la Cámara de la Industria del Calzado, es contundente a la hora de evaluar el estado de situación de un segmento conformado de forma mayoritaria por compañías nacionales y que, tras no quedar incluidos entre los rubros exceptuados de la cuarentena, bordea el abismo.
En diálogo con iProfesional, la directiva expuso que la ausencia total de ventas -con la consiguiente parálisis en la fabricación que esto origina- pone en peligro el pago de la totalidad de los sueldos correspondientes al mes de abril. Sostuvo que buena parte de las pyme alcanzó a cubrir los salarios de marzo sólo a partir del acceso a créditos y el endeudamiento.
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Al mismo tiempo, alertó sobre la pérdida de salida comercial de los modelos de la colección otoño-invierno -la mitad ya estaban fabricados previo a la imposición del aislamiento social- siempre por efecto de la imposibilidad de llevar a cabo la venta.
«Son alrededor de 30 millones de pares que pasarán de moda. Perderán vigencia porque la entrega se lleva a cabo antes de mayo. Hoy no hay a quien entregarle los productos para la estación fría. Porque no hay nadie a quién vendérselo. Son pares que, con suerte, el año que viene tal vez puedas vender a menor precio pero fuera de la tendencia», explicó a iProfesional.
«En ese volumen lo que predomina es el calzado para dama. Habrá que pensar, luego, estrategias para tratar de vender al menos una parte de esa producción que hoy no llega al mercado porque no hay comercialización. Si no se genera algún tipo de movimiento comercial se hará muy difícil que las fábricas puedan sostener los puestos de trabajo», añadió.
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Barabas comentó que la producción de calzado es una de las actividades que posee mayor incidencia de la mano de obra. «El 70 por ciento del precio del calzado corresponde al costo de producción, a los salarios de quienes intervienen en la fabricación. Tenemos una producción con mucha terminación a mano, por ejemplo», precisó.
La producción de calzado, detalló la directiva, se concentra mayormente en el conurbano bonaerense aunque también es relevante la actividad en Capital Federal, Córdoba y Santa Fe. A la parálisis de las fabricas, comentó, también hay que añadirle el freno que sufren proveedores como curtiembres y fabricantes de plantillas.
«Los fonderos, que nos hacen las bases de los zapatos, los fabricantes de cordones y cierres para el calzado, también están en una situación por demás de difícil. Muchas curtiembres que trabajan sólo para el calzado y la marroquinería, están en igualdad de dificultades. Sólo la reactivación de los comercios, por supuesto que siguiendo los protocolos, puede cambiar este escenario alarmante», dijo.
Para luego concluir: «Se puede definir un esquema de trabajo por horas, con procesos diferenciados y una actividad que no se lleve a cabo en horario pico. Se pueden modificar las distancias entre las máquinas en cada fábrica para garantizar la seguridad sanitaria de los trabajadores. Las opciones para reactivar la producción están, se pueden aplicar. Pero antes que todo tiene que existir un lugar donde se pueda vender. Eso es clave para cambiar este momento».